Buenos chicas, chicos, padres, madres y docentes:
Como al terminar cualquier clase siempre sacamos algunas enseñanzas, del relato de Gladys se pueden extractar:
- Las pérdidas sólo se pueden superar desde el amor, desde esa fuerza que expone Einstein. Quien nunca ha amado no sufrirá ninguna pérdida verdadera, que deba superar.
- Aprender de El Buen Vivir a vivir bien. Un aprendizaje que vale la pena retomar de los nativos latinoamericanos: Abya Yala (Mejía, 2015).
- Saber vivir es abandonar los apegos conservando el amor, nutrirse bien, darle sentido a cada día, escuchar el cuerpo y ejercitar el cuerpo y la mente.
- Saber vivir es establecer relaciones y estar preparado para desprenderse de ellas sin causarse daños ni causarlos.
- Saber vivir es abrirse a todas las cosas nuevas que ofrece la vida.
- La historia de Gladys es como un collar de perlas, colgado en su existencia, del cual se han zafado unas, pero quedan muchas para lucir.
En los casos de niños, adolescentes y adultos, inmersos en el pérdidas emocionales El viaje familiar en tiempos de pandemia, la historia de Gladys es un ejemplo que le ayuda al maestro, a la maestra, a docentes orientadoras y orientadores, al igual que a las directivas docentes y al profesional de la salud Mental a proceder inicialmente en la recolección de la información primaria, para la comprensión de la situación y para pedir ayuda a profesionales especializados o destinados, por las entidades públicas, particulares y de voluntariado, al tratamiento de los afectados y a la prevención de síndromes, en el proceso de aprendizaje.
El hecho de tratarse de un asunto atinente a un adulto y específicamente de un educador, convoca a mirar hacia adentro y no tanto hacia fuera, pero también a otros sujetos. Dicho de otro modo, si el educador hace consciencia de que el gremio es parte del problema y también de la solución de el sinnúmero de episodios que forja la pandemia, pues qué mejor que comenzar por uno mismo, tal como fue sugerido por E. Wiesel en Souls on fire:
“Pero ¿por dónde iba yo a empezar? ¡el mundo es tan vasto! … Pero puedo empezar con mi país … es el que más conozco; el mío. ¡Pero mi país es tan grande …! Mejor empiezo con mi departamento … ¡Pero éste también es muy grande! Empezaré por mi pueblo … claro que últimamente ha crecido mucho. Tal vez sea mejor empezar por mi colegio y mi barrio … pero no, ¡qué va … ¡Es mucha gente! … ¡No!, mejor empezaré con mi familia, con mi hogar … ¡No importa!, empezaré conmigo mismo” (González B., José Israel y Coronado, 1999, p. 143)
La experiencia señala una verdad de Perogrullo: sólo se levanta quien se ha caído. Es hora de levantarnos.
Con mucho amor:
Tu profe Esperanza.
Como siempre mi recomendación: consultar
González B., José Israel y Coronado, S. (1999). Hacia una pedagogía de la educación de adultos con sentido cultural. (UNAD, Ed.). Bogotá Colombia.
Mejía, M. (2015). La sistematización. Empodera y produce saber y conocimiento. (Ediciones desde abajo, Ed.). Bogotá DC.